Ratios y métodos efectivos para valorar acciones utilizados por gestores de fondos

Normalmente para estimar el precio objetivo de unas acciones no vale sólo con mirar el valor contable o el valor en libros y hay que ir más allá utilizando métodos dinámicos de análisis bursátil ¿Por qué? Muy fácil. La contabilidad no tiene en cuenta el nivel de endeudamiento de una compañía, anquea sea estratosféricamente alto. Recuerda que los acreedores de esa deuda se cobrarán los beneficios antes que tú. Además, la contabilidad, aunque en teoría está unificada y normalizada a nivel mundial salvo algunas modificaciones específicas, puede cambiar drásticamente de un país a otro. Ilustrativo es el ejemplo de Daimler-Benz en 1994. Ese año según el sistema contable de EEUU la compañía tuvo unas pérdidas de 1,08 miles de millones de dólares. Aunque según la contabilidad alemana, Daimler obtuvo un beneficio neto reconocido de 360,3 de millones. Moraleja: cuando inviertas capital no te bases en los libros contables. Aunque ayudan, no son ni mucho menos un factor determinante.  Mira con lupa:

  • EV (Enterprise Value o valor de la compañía) entre IC (Invested Capital, capital invertido) o rentabilidad (medida con ROIC, Return On Invested Capital) o con el WACC (coste del capital). EV/IC, EV/ROIC o EV/ROIC nos dirán rápidamente si la compañía está creando valor para el accionista o destruyéndolo. La pregunta que deberíamos hacernos es si la empresa enriquece a los inversores o los empobrece, que al fin y al cabo es lo único que debería importarnos. Estos simples cálculos te ayudarán a formarte un modelo.
  • Otras ratios muy interesantes son el FCF yield (rentabilidad generada por caja libre), el ratio PER que ya vimos en el blog hace un tiempo. Así como el PEG (precio sobre el crecimiento de los beneficios) y otro crucial como el EV/EBITDA que compara el valor de la firma entre los beneficios operativos antes de intereses, amortizaciones y depreciaciones.

Tener monitoreados estos ratios en Excel con actualización constante nos ayudará a medir el pulso, la evolución y el futuro financiero de una empresa. Son ratios que normalmente gestores de fondos emplean para analizar acciones y decidir si invertir o no. Funcionan en la práctica. Aunque debes de tener en cuenta que, aunque parezca fácil calcular estos ratios, a veces no lo es en la práctica. Habrá que bucear entre un mar de datos y extraerlos con pinza.

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