Puedes tener más dinero que Bill Gates, la pareja de tus sueños y una carrera profesional llena de éxito, fama y reconocimiento. Sin embargo, aún así, puedes ser la persona más desgraciada e infeliz que existe en la faz de la Tierra.
Quizás te quedes boquiabierto y sorprendido por lo que te estoy diciendo. Nuestra sociedad glorifica todo lo anterior. Asociamos la felicidad con el consumismo y las posesiones materiales. El poderoso marketing de las empresas ha hecho su trabajo demasiado bien para que crees esas asociaciones de una forma inconsciente.
Piénsalo otra vez.
Esa casa que tanto sudor te ha constado conseguir. Has pagado todas las letras de la hipoteca y ya no pertenece al banco. Es íntegramente tuya.
La pareja con la que soñabas y finalmente te has casado. Sin ninguna duda, es el amor de tu vida. Lo es y lo seguirá siendo.
Un trabajo por el que llevas peleando desde tu primer año de universidad. Ahora tienes un puesto de responsabilidad que te da suculentas fuentes de ingresos. Tienes dinero para viajar y comprar muchas más cosas de las que necesitas.
Sin embargo, aún te sigues preguntado por qué no eres tan feliz como te imaginabas. Has conseguido todo lo que te has propuesto, sin embargo, no consigues llenar ese vacío de insatisfacción. ¿Por qué sucede esto?
Eso se debe a la adaptación al hedonismo. En palabras de William B. Irvine en su libro A Guide To Good Life:
Los humanos somos infelices en gran parte por nuestra insaciabilidad. Después de trabajar duramente para conseguir lo que queremos, perdemos el interés de una forma rutinaria en lo que había sido objeto de nuestro deseo. En vez de sentirnos satisfechos, nos sentimos aburridos. Y como respuesta a ese aburrimiento, perseguimos nuevas y más grandes formas de deseo.
Es una espiral que nunca termina. Un bucle que alimenta tu infelicidad exponencialmente. Tu felicidad se descapitaliza compuestamente.
En términos financieros, aplicamos un stop-loss emocional (no podemos perder más) a lo que tenemos y ningún stop-profit (ganancias ilimitadas) a lo que podemos conseguir.
El problema reside cuando todo lo que tenemos lo damos por descontado. Lo tenemos porque no existe en nuestra mente la posibilidad de perderlo. Si no podemos perder lo que tenemos… ¿por qué no perseguir más y más?
Gastar en las cosas que importan. Así se vence a la adaptación hedónica
Para vencer este tipo de adaptación te propongo que reconsideres tu forma de gastar.
Principalmente podemos organizar nuestros gastos en dos grupos.
Cosas que se convierten en normales con el paso del tiempo. A grandes rasgos las posesiones materiales: casa, coche, aparatos tecnológicos, ropa… Al poco tiempo de comprarlos perdemos completamente el interés.
Cosas que mejoran con el tiempo. A parte de un buen vino, podemos comprar (o invertir) dinero en: mejorar habilidades, experiencias, o en cosas que se beneficien del interés compuesto y crezcan exponencialmente (inversiones, amistades, conocimiento)
No estoy diciendo que no gastes nada en el primero grupo o te sientas culpable por hacerlo. Simplemente que consideres la adaptación hedónica y que al poco tiempo dejarán de impresionarte. Al hacerlo, lo pensarás dos veces antes de comprarlo.
Sabiendo esto:
Si consumir más y subir tu nivel de vida no te hará más feliz debido a la adaptación al hedonismo. ¿Por qué no vivir por debajo de nuestras posibilidades e invertir nuestros excedentes? Estaremos comprando libertad financiera, tranquilidad y tiempo.
Aquí te cuento mi forma de invertir para conseguirlo.
Libros estoicos
Si te ha gustado todo lo que has leído y te sientes identificado con la adaptación al hedonismo te aconsejo que aprendas más sobre el estoicismo. Una forma de pensar que puede cambiar tu vida para bien.
Los filósofos estoicos utilizaban una técnica para eliminar la adaptación hedonista. Algunas de ellas incluyen la visualización negativa: ponerte en el peor lugar y no dar nada por garantizado.
Algunos de los libros que recomiendo personalmente sobre filosofía estoica son:
De Marco Aurelio: Meditaciones.
De Seneca: Cartas a Lucilio.
De William B. Irvine: A Guide to Good Life. (mi favorito)
Los libros de Ryan Holiday: The Obstacle Is The Way y The Daily Stoic. (todavía en inglés)